Este consistía en la presentación, cada ciertos segundos, de una dosis de comida independientemente de la conducta de los animales. Skinner observó tras cierto número de ensayos que las palomas mostraban una serie de conductas repetitivas, que él atribuyó al desarrollo de una superstición.
Es decir, la comida habría reforzado alguna conducta emitida aleatoriamente por la paloma en algún momento, de manera que la paloma habría “aprendido” que dicha conducta era la causante del suministro de comida. Debido al emparejamiento entre una respuesta aleatoria y el suministro de comida, se habría incrementado la probabilidad de aparición de dicha respuesta.
Lo que observó Skinner eran conductas propias de las palomas, activado la cercanía temporal de la aparición de alimento. La variedad de conductas que observó eran debidas a la variedad de respuestas posibles dentro de un mismo modo.
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